Su multiplicación es muy sencilla, pues basta con plantar algunos esquejes semileñosos provistos de un par de hojas, que arraigan en unos quince días. Esta operación tiene más probabilidades de éxito si se desarrolla en primavera y verano.
Se caracteriza por su lento ritmo de crecimiento, tardando años en alcanzar un metro de longitud. Pero en condiciones idóneas sus ejemplares pueden vivir durante décadas, y las plantas más antiguas producir flores impresionantes.

Es una planta fuerte y resistente, que puede soportar poca luz, riego inadecuado y hasta un suelo pobre en nutrientes, por eso se considera como una planta fácil de cultivar en interiores soleados, porque no exige cuidados estrictos para poder vivir.
El riego debe ser regular durante la primavera y el verano, pero reducido en otoño e invierno, cuando la planta se encuentra en periodo de reposo vegetativo.

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