El uso ornamental de esta especie es muy antiguo, pues existen referencias de su cultivo en los jardines de las civilizaciones clásicas del Mediterráneo: Egipto, Grecia y Roma.
Los griegos, además, empleaban sus flores para hacer coronas y guirnaldas, con las que adornaban los templos y las estatuas de sus dioses.


Sus pétalos son utilizados en algunos lugares para preparar ensaladas y tienen un gusto muy parecido al del berro. Sus flores se utilizan también para sopas y potajes.
Sus hojas se pueden comer crudas o cocidas como si fueran espinacas, o en infusión, eficaz contra los dolores de cabeza. No sólo tienen un excelente sabor, sino que además son ricas en vitamina C, ácido fólico, calcio, hierro, etc.
Internamente, se usa su infusión como antiinflamatorio, antigripal y expectorante. Y externamente como antibacteriano, para limpiar y ayudar a cicatrizar heridas.

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