Pyracantha coccinea
M. Roem.
Espino de fuego, Espino de
coral, Piracanto
Arbusto de hasta 4 m de alto, de hoja perenne y abundante ramificación,
armada de largas y punzantes espinas. Las ramas son finas, leñosas y
quebradizas, estando recubiertas de una gruesa y resistente corteza de
color grisáceo.
Sus pequeñas hojas, de unos 5 cm de longitud son
simples, pecioladas, coriáceas, más o menos lanceoladas, enteras en sus
márgenes y con el ápice el ápice de obtuso a agudo. Su color
es verde brillante en el haz, con la nerviación poco marcada, y más
pálidas en el envés, con el nervio central destacado.

Las flores, de color blanco cremoso, se desarrollan en densas pero
desordenadas inflorescencias axilares. Cada flor presenta cinco pétalos
redondeados, extendidos y estrechados en la base, y veinte estambres con
anteras amarillas.
Al madurar producen abundantes bayas subglobosas
de unos 5 mm de diámetro, de color rojizo anaranjado y reunidas en
racimos axilares, sostenidos por finos pedúnculos de longitud variable;
en su interior contienen unas cuantas semillitas prismáticas, muy duras
y de brillante color negro.
Los frutos son tan abundantes que con
frecuencia llegan a
cubrir casi totalmente las ramas.
Florece en primavera, fructificando durante los meses invernales. La
reproducción es por semillas, o por esquejes leñosos durante el verano.
Originaria de Europa meridional y Asia Menor, esta planta se cultiva en
las Islas Canarias con fines claramente ornamentales. Se adapta muy bien
a los ambientes secos y luminosos de las zonas costeras y de medianías,
aunque en las zonas más áridas es necesario regarla con cierta
regularidad.