Solanum wendlandii

Enredadera muy vigorosa, siempreverde, leñosa, algo espinosa, con tallos robustos de hasta varios metros de longitud y recubiertos de una gruesa corteza de color verdoso, lisa, pero marcada por los abultamientos que dejan las hojas caídas.
Sus hojas presentan formas muy variables, desde profundamente divididas las inferiores, trifoliadas o trilobuladas las intermedias y simples las terminales; alternas, pecioladas, algo carnosas, puntiagudas en el ápice, enteras en sus bordes, de color verde oscuro en el haz, verde pálido en el envés y recorridas por una fina venación reticular.

Sus espléndidas flores, de color azul lavanda hasta lila intenso, se agrupan en grandes inflorescencias ramificadas terminales, sostenidas por tallos delgados, pero muy consistentes, de color verde con matices rojizos. Cada flor está formada por un pequeño cáliz verdoso y una amplia corola acampanada de hasta más de 5 cm de diámetro, en cuyo centro se elevan firmes y bien erectas las anteras de sus cinco estambres, siendo unas más largas que otras.

Los frutos son grandes bayas globosas de hasta 10 cm de diámetro, que contienen en su interior una buena cantidad de semillas.
Esta especie es originaria de Costa Rica, habiéndose introducido en muchas partes del mundo con fines ornamentales. En las Islas Canarias su uso aún no se halla muy extendido, a pesar de que se adapta bien a casi todo tipo de suelos y ambientes, siempre que estén bien soleados e iluminados, y que cuando se halla florecida deslumbra por su frondosidad y belleza.