Arbutus canariensis
Veill.
Madroño, Modroño, Madroñero
Descripción:
Árbol o arbolito siempreverde de 4-7 m de
alto, pronto, abundante y desordenadamente ramificado, con tendencia a
crecer en volumen. Tiene una copa globosa, densa y con ramificación abierta.
El tronco y las ramas más viejas presentan una bellísima corteza
extraordinariamente lisa, de textura aterciopelada y coloración naranja
o asalmonada; por contra, las ramas jóvenes están recubiertas de una
delgada cutícula que se cuartea y desprende fácilmente, formando escamas
rectangulares muy alargadas de aspecto apapelado; en las ramitas
tiernas, el recubrimiento está formado por una fina pilosidad rojiza.
Las hojas, de unos 12-15 cm de longitud, lustrosas, algo coriáceas y de color
verde oscuro, crecen agrupadas en penachos terminales sobre las ramas
jóvenes; son simples, alternas, cortamente pecioladas, de contorno
lanceolado y
finamente aserradas en los bordes.
Sus pequeñas, curiosas y fragantes
flores, que adquieren con el tiempo la forma de una campanita abombada
de unos 2-3 cm de diámetro y color blanquecino rosáceo, se desarrollan
en densas inflorescencias terminales, suberectas o algo péndulas. Los
frutos son grandes bayas carnosas de 2-4 cm de diámetro, color
anaranjado y textura rugosa por su recubrimiento papiloso, de modo que
parecen diminutas mandarinas; crecen agrupados en densos racimos
terminales colgantes, debido al peso de los mismos, y su interior se
halla relleno de una pulpa muy jugosa mezclada con numerosas semillas.

Hábitat: Endemismo canario, de carácter heliófilo,
cuyo hábitat natural se encuentra en lugares escarpados y soleados del
Monteverde más xérico, extendiéndose ocasionalmente hasta áreas de Pinar
mixto.
Su presencia era frecuente en tiempos pasados, pero en la
actualidad sólo quedan poblaciones significativas en algunas zonas de
Tenerife: Güímar, Santa Úrsula, La Guancha, etc., en las que aún es
posible observar viejos ejemplares de gran tamaño. En Gran Canaria es
muy escaso, con poblaciones relícticas en riscos de Tamadaba, El
Madroñal, Tenteniguada, etc. En las islas de La Palma, La Gomera y El
Hierro también es muy reducida su presencia en estado silvestre.
Floración: Invierno y primavera, normalmente entre los meses de diciembre a mayo, recogiéndose los frutos
a partir del verano.
Reproducción:
Por semillas y
esquejes.
Usos: Los frutos son comestibles, y hasta casi
mediados del siglo pasado formaban parte de la dieta campesina en islas
como La Palma y El Hierro, llegando a cosecharse en grandes cantidades, no sólo para
comerlos en fresco sino también para desecarlos y consumirlos
posteriormente, al modo de los higos pasados, aunque no eran tan
sabrosos ni duraderos. También se puede preparar con ellos una rica mermelada.
Si duda eran de los pocos frutos silvestres que formaban parte de la
dieta de los guanches, antiguos pobladores de las Islas Canarias, por su
abundancia, tamaño, colorido, sabrosura y propiedades nutritivas.
Desde hace unos años se emplea frecuentemente en el ajardinamiento de
parques, plazas, márgenes de caminos y carreteras, etc., meritoria labor
que ha contribuido al conocimiento y conservación de esta especie.
Para
su buen desarrollo necesita riego moderado, con suelos que drenen bien,
y exposición soleada o de semisombra.