Propiedades medicinales:
Sus frutos, además de ser ricos en vitaminas
A, B1, B2, C y E, contienen numerosas sales minerales como potasio, fósforo,
hierro, sodio, magnesio, y otros componentes como taninos hidrolizables,
hidroquinona, flavonoides, compuestos terpénicos, aceites esenciales,
goma y lípidos.
A esas cualidades se debe que desde antiguo se le hayan atribuido numerosas virtudes
medicinales, como astringente, odontálgico, diurético, antidiabético,
hemostático, desinfectante, dermático y cicatrizante.
Con las
hojas se preparan tisanas astringentes. La infusión de sus cogollos y
hojas tiernas se emplea internamente para enfermedades de la boca y la
garganta, y externamente para lavados oculares que mejoran la
conjuntivitis. Los tallos, triturados en un mortero, han sido utilizados en
compresas para curar úlceras de la piel y llagas.
La decocción de sus
frutos sirve para limpiar y purificar la piel, eliminando manchas,
espinillas, quemaduras, etc. Las hojas masticadas se emplean para
fortalecer las encías.
Algunos estudios
aventuran que su alto contenido en flavonoides puede contribuir a
prevenir el cáncer y disminuir el colesterol.
Según algunas fuentes, en la
isla de Tenerife se preparaba un ungüento con la corteza de la zarzamora y
aceite de almendras dulces, usado para curar las dermatitis, y las grietas en
el pezón de las madres que amamantaban a sus hijos.
Distribución:
Su hábitat natural abarca casi toda Europa, norte de África, sur de
Asia y la Macaronesia. Naturalizada en América, resto de África y Australia. En muchos
países, como en Chile o Uruguay, se ha convertido en una maleza muy
difícil de erradicar.