Propiedades medicinales: Esta planta gozó de un gran aprecio durante el Renacimiento por sus múltiples virtudes curativas, pues el cocimiento de los frutos tiene propiedades diuréticas y astringentes, y el de la raíz o las hojas es antidiarreico.
Los frutos frescos se usaban antiguamente para curar o prevenir el escorbuto; también combaten la avitaminosis y la fatiga primaveral, además refuerzan las defensas del organismo, por lo que se recomiendan especialmente a los convalecientes.
Tomados enteros, con sus granos y pelillos, se usaban para expulsar las lombrices intestinales. También se puede preparar con ellos una especie de té, que se toma frío en caso de fiebre, y además es refrescante. Para las enfermedades de los ojos se usaban las flores, puestas en agua y dejadas al sereno toda una noche.
En algunos lugares existía la creencia de que la infusión de sus raíces preservaba contra las mordeduras de los perros.

Distribución: Norte de África, Europa mediterránea, Próximo Oriente, Macaronesia. Está naturalizada y asilvestrada prácticamente en todo el mundo, incluyendo lugares tan lejanos de su origen como Australia, Tasmania y Nueva Zelanda.


Notas: Sus frutos se conocen popularmente con el nombre de escaramujos y son muy apreciados en algunos lugares, aunque si se ingieren sin limpiarles los pelos producen una intensa picazón en el ano, molestísimo efecto que le ha valido nombres tan expresivos como el de "tapaculos" o "escarbaculos".
En el año 2018, R. Otto y F. Verloove, un su publicación sobre nuevas especies en La Palma, citan la presencia de Rosa micrantha, que se asemeja mucho a Rosa canina y con la que se puede confundir fácilmente, aunque se diferencia por sus pétalos de color casi totalmente blanco, además de otros caracteres distintivos. Según estos autores, esta planta podría ser a la que se refirió G. Kunkel en el año 1991 como "...especie con flores blancas (no identificada) que se ha establecido en algunos riscos y matorrales de zonas elevadas de Gran Canaria, Tenerife, La Gomera y La Palma."

Etimología:
Su nombre genérico (Rosa) proviene directamente y sin cambios del latín rosa, que era el nombre que se daba ya en esa época a la flor de los rosales. Su nombre específico (Canina) proviene del latín canis (perro), aludiendo al parecido de las recias espinas recurvadas de sus tallos con los colmillos de los perros.
Sinonimia: Rosa tomentela, Rosa acanthina, Rosa actinodroma, Rosa adenocalyx, Rosa afzeliana, Rosa albolutescens, Rosa amansii, Rosa beatricis, Rosa belgradensis, Rosa burnattii, Rosa caucasica, Rosa cinerascens, Rosa cinerosa, Rosa cladoleia, Rosa condensata, Rosa curticola, Rosa dilucida, Rosa dumetorum, Rosa dumosa.

Distribución: Nativa. La Palma, La Gomera, Tenerife
Ecosistemas: Bosques termófilos, Laurisilva, Fayal-brezal, Pinar.
Altitud: Normalmente entre los 500-2.000 m s. n. m.

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