Se trata de una de las setas más buscadas y valoradas por los aficionados a la micología, por su belleza, tamaño, facilidad de reconocimiento y escasas posibilidades de confusión con especies venenosas.
Su comestibilidad es excelente, siendo para muchos aficionados y cocineros la mejor de las setas, por su textura, consistencia y sabor, además de que se aprovecha todo de ella, tanto el pie como el sombrero, siendo ambos de la misma calidad. Y se puede comer hasta cruda, que es como más les gusta a muchas personas.

En las Islas Canarias se puede confundir con Boletus reticulatus, que suele salir después de las primeras lluvias otoñales y se diferencia por tener la cutícula color avellana uniforme, con carne muy blanca bajo ella, y una retícula muy evidente que abarca todo el pie. También con Boletus aereus, que tiene la cutícula mucho más oscura casi negra, con manchas más claras, carne blanca bajo ella, y un retículo mucho menos evidente.
Existe un forma albina (Boletus edulis f. albus) que se ha encontrado en las islas de La Gomera y Gran Canaria, siendo muy común durante el otoño. Tiene todas las características del tipo, menos el color de la cutícula que es casi totalmente blanco.

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