Se desarrolla en todo tipo de bosques, muchas veces de manera abundante, preferentemente en otoño.
También en praderas, pastizales, zonas con acumulación de hojarasca, teniendo predilección por los ambientes urbanos como parques y jardines. Suele crecer en grupos unidos y numerosos.

Se trata de una especie tóxica, cuya ingestión provoca diarreas agudas de pronóstico leve.
En las Islas Canarias se puede confundir con Agaricus campestris y Agaricus arvensis, que se distinguen bien por tener un olor agradable anisado y que no amarillean al corte, o lo hacen de forma menos intensa.
También con Agaricus silvicola, que tiene el sombrero globoso al nacer y después algo ovoide acampanado, y pie frecuentemente curvado hacia la base.

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