Esta especie se encuentra en pinares, zonas de pinos con sotobosque de jaras, y zonas de eucaliptos.
Es una especie muy tóxica, tanto o más que la Amanita muscaria. Presenta el mismo síndrome micoatropínico, que puede ocasionar la muerte. Los síntomas consisten en excitación psicomotriz, convulsiones, estado de embriaguez, delirio, vértigos, alucinaciones, miosis, diuresis, vómitos, etc.

En las Islas Canarias se puede confundir con Amanita spissa, que se diferencia por tener la volva napiforme, las verrugas del sombrero de color gris y membranosas, y carecer de estrías en el borde del sombrero, además de un característico olor a rábano. También con Amanita rubescens, que además del margen no estriado y verrugas nunca totalmente blancas, tiene coloraciones rojizo vinosas en el pie y el sombrero, que se acrecientan con el roce, y una volva harinosa.
Como regla general, además de su típica coloración, la presencia en la base del pie de burletes anulares y la volva claramente circuncisa diferencian a la Amanita pantherina de todas las demás amanitas.

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