Es una especie originaria de Argentina, Brasil, Bolivia y Perú. Se ha naturalizado en países cercanos de América del Sur, una pequeña parte de África y la India, así como en algunas islas del Atlántico.
En su hábitat natural se comporta como planta perenne en zonas lluviosas, y como caducifolia en aquellas que poseen una estación muy seca.
Se halla ampliamente distribuida por muchas regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo, donde se utiliza ampliamente como especie ornamental, muy adecuada para cubrir o tapizar porches, entradas, paredes, columnas, vallas, muros, pérgolas, celosías o tejados.
Su cultivo es fácil y de crecimiento rápido. Es poco exigente en cuanto a suelo y riego, pero necesita exposición a pleno sol. Lo más importante en esta planta es la poda, ya que tiende a crecer desmesuradamente, por lo que hay que eliminar las ramas secas o dañadas, y de paso estimular la formación de nuevos tallos, que son los que producen las flores.

En sus zonas de origen se utiliza ampliamente como remedio medicinal, empleándose para combatir afecciones respiratorias como tos, asma, bronquitis, gripe y tosferina. También para tratar la alferecía de niños, el dolor de estómago, el mal de orina y el acné. Y la decocción de las hojas o raíces como laxante, para bajar la fiebre, y lavar heridas.
De todas las especies del género Bougainvillea las más conocidas y utilizadas en jardinería son Bougainvillea glabra y Bougainvillea spectabilis. Pero además existen numerosas variedades y cultivares que ofrecen un amplio abanico de formas y sobre todo de coloración de las flores, que pueden ser blancas, rosas, amarillas, rojas, magentas, púrpuras, etc.
El nombre de Bougainvillea se otorgó a este género en honor al navegante francés Louis de Bougainville, que dedicó su vida a organizar expediciones al continente americano.

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