Con la ayuda de sus gruesas raíces aéreas, se abraza a muros, paredes y troncos de árboles, a la vez que despliega su extraordinario follaje, pudiendo trepar varios metros y desarrollarse con bastante rapidez.
Se puede reproducir mediante esquejes de los nudos o de las puntas de los tallos, que se pueden poner en agua para que echen raíces más pronto, siendo el verano la mejor época para hacerlo. En condiciones óptimas las matas comienzan a florecer al tercer año de plantada, y el fruto tarda un año en madurar.
Es una especie endémica de selvas tropicales americanas, desde el centro y sur de México hasta el norte de Argentina. Se ha extendido a muchas partes del mundo para ser cultivada como planta decorativa, muy adecuada para situar en interiores amplios y bien iluminados.

El fruto joven es tóxico, pues contiene una gran cantidad de ácido oxálico, de modo que si se ingiere causa dolor, ampollas, irritación, picazón y hasta pérdida de la voz. Pero una vez maduro se puede consumir con seguridad, teniendo un sabor parecido a una mezcla de piña y plátano.
El rizoma se usa en algunas zonas como medicina tradicional para tratar gripes y reumatismo.
De la planta original se han derivado algunos variedades muy decorativas, como la que produce hojas verdes y blancas, o la de hojas casi completamente blancas.

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