Desde el punto de vista geomorfológico estamos ante una maravilla de la naturaleza. La estructura de la caldera y el estratovolcán Teide-Pico-Viejo son únicos en el planeta. Aunque no queda ahí su valor. Los cientos de conos, coladas o cuevas con las que cuenta enriquecen su interés científico y paisajístico.


El parque se creó en 1954 en reconocimiento a su singularidad volcánica y biológica. Su extensión es de casi 19.000 hectáreas, lo que lo convierte en el mayor y más antiguo de entre todos los parques nacionales de las Islas Canarias.