Aeonium urbicum (C. Sm. ex Buch) Webb & Berthel.
Verode de los tejados, Bejeque, Yerba puntera
Arbusto perenne, no ramificado (monopódico)
de 0,5-1,5 m de alto, con tallo erecto, robusto, carnoso, de color verde
grisáceo, con la corteza lisa o ligeramente fisurada, y bellamente
decorado por las cicatrices estrechamente romboidales que dejan las
hojas muertas al desprenderse. Ocasionalmente aparecen ejemplares con el
tallo ramificado, circunstancia que a veces se produce por fracturas
ocasionales en el cogollo terminal, y otras por las heridas que les
producen las cabras o los conejos cuando se comen sus hojas tiernas. A
veces presenta raíces adventicias en el tallo, que tienen la doble
misión de servir de sostén a la planta y de absorber algo de la humedad
ambiental en los meses más secos del año.
Sus grandes y carnosas
hojas, de unos 8-18 cm de largo por 3-4 cm de ancho, se agrupan en una
densa roseta terminal de entre 15-30 cm de diámetro. Son simples,
estrechamente oblanceoladas, puntiagudas en el ápice, de color verde
pálido o verde azulado, con el borde ciliado y recorrido por un filo
rojizo.
Sus abundantes y pequeñas flores estrelladas, de alrededor de
1 cm de diámetro y coloración rosácea, se agrupan en enormes
inflorescencias piramidales de 15-75 cm de longitud y 10-45 cm de
diámetro que surgen del centro de la roseta foliar. Cada flor presenta
8-10 sépalos triangulares de unos 2-3 mm de largo, glabros y acuminados
en el ápice; igual número de pétalos lanceolados, de 7-10 mm de largo,
blanquecinos, con la porción media de color rosa variegado; y doble
cantidad de estambres con filamentos blanquecinos y anteras de color
amarillo pálido a blanquecino. Al fructificar generan una gran cantidad
de diminutas semillas de color marrón.
Endemismo de la isla de Tenerife, frecuente y
hasta común en lugares semihúmedos de las regiones forestales, aunque
también es frecuente en zonas más bajas de ambiente semixerófilo. Crece
en abundancia sobre muros y paredes, así como en balcones y tejados de
muchas casas y edificios antiguos, adornándolos de tan insólita manera
que llama la atención a propios y extraños.
Su periodo de floración es muy amplio,
ocupando la mayor parte de los meses de primavera y verano.
Por semillas y por esquejes, que prenden con
mucha facilidad.
Se emplea frecuentemente como planta
ornamental, tanto en jardines públicos como privados. Pero esta práctica
debe limitarse a sus áreas de distribución natural, dado el alto poder
de hibridación de las especies de este género, manteniendo al mismo
tiempo un riguroso respeto a sus poblaciones naturales.
El zumo de sus hojas se usaba
tradicionalmente para tratar llagas, callos y otras inflamaciones
cutáneas, atenuando el calor y dolor que las mismas producen. También se
puede emplear como primer remedio en caso de quemaduras leves, así como
para disminuir el dolor y la hinchazón de hematomas externos.
Islas Canarias.
Se hibrida con facilidad con Aeonium
ciliatum, en aquellas zonas en que las poblaciones de ambas
especies están en contacto.
Su nombre genérico (Aeonium) proviene del
griego y quiere decir eterno o que vive permanentemente, con seguridad
aplicado a este grupo de plantas por su enorme capacidad de adaptarse a
cualquier situación ecológica, a su poder para desarrollarse incluso
sobre la piedra más descarnada, y a su facultad para sobrevivir en
cualquier circunstancia durante largo tiempo, casi "eternamente". El
específico (Urbicum) procede del latín urbicum (urbano)
aludiendo al carácter "ciudadano" de esta planta, queriendo decir con
esto que crece tanto en las cercanías de los pueblos y ciudades como en
su propio interior, sobre muros, tejados, ventanas y balcones de las más
humildes casas de la periferia o de los más céntricos y abolengos
palacetes, tal como puede verse en la histórica ciudad de San
Cristóbal de La Laguna.
Sempervivum urbicum, Sempervivum
retusum.
Distribución:
Endemismo canario. Tenerife.
Ecosistemas: Cardonal-tabaibal,
Bosques termófilos.
Altitud: Normalmente entre los
100-1.100 m s. n. m.