Euphorbia aphylla Brouss. ex Willd.
Tabaibilla, Tabaiba salvaje, Tabaiba parida,
Tolda, Zancuda
Arbusto suculento, de porte globoso o
semigloboso y entre 30-80 cm de alto, densamente ramificado a partir de
un tronco corto y robusto, que se lignifica con los años y se reviste de
una gruesa corteza, rugosa y agrietada, de color gris oscuro.
Los
tallos son lisos, finos, cilíndricos, de color verde grisáceo y
desprovistos completamente de hojas, que es el carácter definitorio de
esta especie. Se dividen en pequeños segmentos, de unos 5-10 cm de largo
y 5-6 mm de diámetro, parecidos a un lápiz, ligeramente curvados y
fácilmente quebradizos en los nudos.
Sus diminutas flores, de apenas
3-5 mm de diámetro y color amarillo anaranjado, se disponen en una
estructura especial en forma de copa denominada ciatio, que se agrupan,
a su vez, en pequeñas inflorescencias cimosas sésiles situadas en la
punta de los tallos más jóvenes.
El fruto es una tricoca rojiza del
tamaño de un guisante que, cuando está madura, se abre por explosión,
lanzando a gran distancia las tres semillitas ovoides, grisáceas y algo
rugosas que contiene en su interior.
Toda la planta produce una gran
cantidad de látex blanquecino, pegajoso y muy cáustico, que le sirve
para sellar las heridas que se producen al romperse sus ramitas.
Endemismo canario de carácter muy xerófilo,
casi halófito, que vive en riscos, laderas y terrenos pedregosos
cercanos al litoral, siempre dentro del influjo de la brisa marina. En
Gran Canaria es bastante común en la costa norte, desde La Isleta hasta
la Aldea de San Nicolás. En Tenerife sólo es abundante en la región de
Teno, y más escasa en algunas localidades del sur de la isla. En La
Gomera se encuentra por el norte, en la costa de Vallehermoso y Alojera,
y por el sur, en Playa de Santiago.
Primavera y verano.
Por semillas y esquejes, que prenden mejor si
se dejan secar durante varios días.
Se emplea ocasionalmente como planta
ornamental en jardines costeros, aunque tal práctica debería reducirse a
sus áreas de distribución natural, dado el peligro de contaminación
genética que supone el ponerla en contacto con poblaciones de otras
especies de su mismo género. Su cultivo es fácil y apenas requiere
cuidados, pero necesita suelos pedregosos, lugares soleados y escaso
riego.
Su corrosivo látex era empleado antiguamente
para quemar pequeñas verrugas y eczemas de la piel.
Islas Canarias.
Ocasionalmente se hibrida con otras especies
de su género: con Euphorbia lamarckii (Euphorbia x
jubaephylla), con Euphorbia regis-jubae (Euphorbia
x marreroi) y con la forma lutea de Euphorbia atropurpurea
(Euphorbia x petterssonii).
Su nombre genérico (Euphorbia) está dedicado
a Euphorbus, renombrado médico del rey Juba II de Mauritania, que reinó
en el norte de África en el siglo I después de Cristo, y envió una
exploración a las Islas Canarias de la que se tiene conocimiento a
través de los escritos de Plinio el Viejo. El específico (Aphylla)
proviene del griego phyllon (hoja), a la que se añade la
partícula negativa a, aludiendo a la carencia de hojas en esta
planta.
Tirucallia aphylla, Tithymalus
aphyllus.
Distribución:
Endemismo canario. La Gomera,
Tenerife, Gran Canaria.
Ecosistemas: Cardonal-tabaibal.
Altitud: Normalmente entre los 10-200 m s. n. m.
Texto y fotos: J. Alfredo Pérez Martín
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