Propiedades medicinales: Sus frutos, además de ricos y nutritivos, son astringentes, fortalecen el sistema nervioso y son buenos contra el estrés. Muchos autores los recomiendan como alimento para los diabéticos, especialmente los de color morado; otros recomiendan que, para combatir esa enfermedad, son mejores las palas tiernas.
La infusión de sus flores es buena para los catarros. Las pencas tiernas, abiertas por el medio y calentadas al fuego, se aplicaban antiguamente sobre las zonas del cuerpo doloridas por la artritis, la artrosis o la inflamación del hígado. Emplastos de las palas podridas se usaban como emoliente, para extraer picos y astillas de la piel.

Distribución: Originaria de México, naturalizada en toda América y en la mayor parte de las zonas tropicales y subtropicales del mundo.


Notas: Esta tunera fue una de las primeras introducidas en Europa tras la conquista de América, aclimatándose y cultivándose con rapidez, especialmente en las zonas costeras del Mediterráneo. Curiosamente, los castellanos llamaban a sus frutos "higos de las Indias", mientras que los árabes les decían "higos de los cristianos".
En Canarias, las tuneras se introdujeron a principios del siglo XIX, para "sembrarlas" de cochinilla (Dactylopius coccus), diminuto insecto que vive como parásito sobre esta especie y del que se obtiene el carmín o grana: pigmento rojo oscuro empleado para teñir sedas y lanas, y cuyo comercio alcanzaba por entonces altísimos precios en los mercados internacionales. Pero el descubrimiento de los colorantes sintéticos supuso la muerte del negocio de la cochinilla y el progresivo abandono del cultivo de las tuneras, que a partir de entonces solo interesaban por sus frutos y comenzaron un proceso de asilvestramiento que las ha llevado a convertirse en una planta típica del paisaje de nuestras islas, comportándose en algunos lugares como especie invasora.
En el año 2016 llegó a la isla de La Palma otro parásito de las tuneras. Se trata de la cochinilla grana, Dactylopius opuntiae: un pequeño insecto del grupo de las cochinillas, pariente de la anterior, pero mucho más agresivo y que es capaz de acabar casi totalmente con las cactáceas del género Opuntia, especialmente de Opuntia maxima, lo que ha llevado a la destrucción de una gran cantidad de las tuneras de esa isla, especialmente las situadas en la zona sureste, y sin que las autoridades hayan tomado medidas drásticas para acabar con esta plaga y preservar el legado vegetal que de una u otra forma ya habían formado las tuneras en nuestro patrimonio vegetal, y que con sus frutos contribuyeron de modo importante a mitigar el hambre de las generaciones que tuvieron que sufrir la gran crisis de la posguerra española y de las grandes sequías de las décadas del 40 y 50 del siglo pasado.

Etimología:
Su nombre genérico (Opuntia) procede del griego, siendo el apelativo que daba Plinio el Viejo a una planta que crecía en los alrededores de la ciudad de Opus. El específico (Maxima) viene del latín maximus (muy grande), haciendo referencia al gran tamaño de sus palas o pencas.
Sinonimia: Cactus opuntia, Opuntia ficus-indica, Opuntia ficus-barbarica, Cactus decumanus, Cactus elongatus, Cactus lanceolatus, Opuntia alfagayucca, Opuntia amyclaea, Opuntia decumana, Opuntia elongata, Opuntia fulvispina, Opuntia lanceolata.

Distribución: Introducida. El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote.
Ecosistemas: Cardonal-tabaibal, Bosques termófilos.
Altitud: Normalmente entre los 50-1.200 m s. n. m.

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