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Flora canaria amenazada
Debido a su situación
geográfica y sus características oceánicas climáticas y geológicas, las
Islas Canarias poseen una gran variedad de plantas nativas, siendo una gran
parte de ellas endémicas, es decir que sólo se desarrollan en nuestro
archipiélago.
Pero su pequeña superficie, 7.492
km², su aislamiento geográfico, sus características orográficas,
edafológicas y climáticas, además de las particulares características de su
flora, como el hecho de que muchas especies sólo se desarrollen en espacios
muy reducidos, ha hecho que muchas plantas canarias se encuentren en mayor o
menor grado de peligro. Además de estos factores, existen otros que también
colaboran en determinar el grado de amenaza de una especie, como son la
reducción de sus áreas de distribución, la degradación de su hábitat
potencial, la existencia de poblaciones con escaso número de individuos, la
presencia de especies invasoras, etc.
Aunque el
principal factor que influye sobre la vegetación canaria es la alta densidad
poblacional de las Islas, con más de dos millones de habitantes, que ejercen
una progresiva e imparable presión sobre el medio natural, iniciado desde la
llegada de los primeros aborígenes, pero que se incrementó de modo muy
notable después de la Conquista de Canarias, constituyendo la acción humana
la principal causa del deterioro de las masas vegetales, ya fuese para la
creación de núcleos de poblamiento humano cada vez más grandes, como para el
desarrollo de las actividades agrícolas y ganaderas.
En la actualidad se añade a todo ello la importante presión sobre el
territorio canario y su vegetación que ejercen los millones de turistas que
nos visitan anualmente, especialmente las que se derivan del desarrollo
incontrolado de actividades lúdicas o deportivas asociadas a la naturaleza,
como el senderismo, el ciclismo y motociclismo de montaña, las rutas en
vehículos todo terreno por parajes naturales, etc., que en muchas ocasiones
deterioran de modo importante los terrenos donde se practican y las plantas
que en ellos viven.
Lotus maculatus
En base a todas las
consideraciones anteriormente expuestas, y otras de índole científico,
técnico, ambientalista, etc., el Gobierno de Canarias, en su
Ley 4/2010, de 4 de junio, del Catálogo
Canario de Especies Protegidas, establece las siguientes
categorías para las especies que se deben incluir en el mismo con objeto de
preservar su conservación en el medio natural canario.
Especies en peligro de extinción.
Donde se incluye a los taxones o poblaciones cuya supervivencia es poco
probable si los factores causales de su actual situación siguen actuando.
Especies vulnerables. Que son
aquellas con presencia significativa en Canarias cuyos taxones o poblaciones
corren el riesgo de pasar a la categoría anterior, en un futuro inmediato,
si los factores adversos que actúan sobre ellos no son corregidos, o bien
porque sean sensibles a la alteración de su hábitat, debido a que su hábitat
característico esté particularmente amenazado, en grave regresión,
fraccionado o muy limitado.
Especies de
interés para los ecosistemas canarios. Que está formada por
aquellas especies que sin estar en ninguna de las dos situaciones de amenaza
del apartado anterior, sean merecedoras de atención particular por su
importancia ecológica en espacios de la Red Canaria de Espacios Naturales
Protegidos o de la Red Natura 2000.
Especies silvestres de protección especial. Incluye a aquellas
especies silvestres que, sin estar en ninguna de las dos situaciones
anteriores, sean merecedoras de atención especial en cualquier parte del
territorio de la Comunidad Autónoma en función de su valor científico,
ecológico, cultural, o por su singularidad o rareza.

Caralluma burchardii
Especies extinguidas
Además de las incluidas en las
anteriores categorías, existe un pequeño grupo de especies que se consideran
extinguidas en estado silvestre, ya que después de haber sido vistas y
citadas en épocas pasadas no se han vuelto a encontrar desde hace muchas
décadas. Tal es el caso de Pharbitis preauxii, una especie de la familia
Convolvulaceae citada para Gran Canaria. Otras como Kunkeliella psilotoclada,
Pulicaria undulata, Normania nava, o Aeonium mascaense, son plantas que
habían sido localizadas hace unos decenios en zonas recónditas y muy
escarpadas, y a pesar de los grandes esfuerzos de los botánicos canarios no
se han vuelto a encontrar, aunque no es descartable que vuelvan a
encontrarse en un futuro.
Otros casos de
presunta extinción puede que se deban a errores de determinación taxonómica
que no han sido suficientemente aclarados, como la Viola plantaginea de La
Gomera o la Silene canariensis de Gran Canaria, o a confusiones con especies
de otras regiones de la Macaronesia, como el sucede con Clethra arborea y
Pittosporum coriaceum, dos plantas que fueron citadas para la isla de
Tenerife pero que en la actualidad sólo se encuentran en Madeira.

Aeonium mascaense
Plantas en peligro de extinción
Entre las plantas canarias
más amenazadas y que se encuentran en la categoría de Especies en peligro de
extinción están algunos endemismos que sólo se encuentran en una sola isla,
como es el caso de tres especies del género Lotus, llamados vulgarmente pico
paloma o pico cernícalo. Dos de ellas,
Lotus berthelotii y
Lotus maculatus,
únicamente se hallan en la isla de Tenerife, y la otra,
Lotus eremiticus, en
la isla de La Palma. Sin embargo, la pervivencia de estas especies puede
decirse que está asegurada, ya que debido a su interés ornamental se
cultivan en jardines, en diferentes lugares de las islas.
Son muy pocos los ejemplos de plantas amenazadas que se hallen en más de una
isla, siendo el caso más significativo el de la
Bencomia exstipulata, de la
que sobreviven escasos ejemplares en las cumbres Tenerife y La Palma.
Además de las citadas anteriormente, entre las plantas más amenazadas de las
Islas Canarias se encuentran especies como el codeso herreno (Adenocarpus
ombriosus), la piña de mar (Atractylis preauxiana), la cuernúa (Caralluma burchardii), el cabezón de
El Cabrito (Cheirolophus dariasi), el colino
majorero (Crambe sventenii), el trébol de risco (Dorycnium
broussonetii), el
drago de Gran Canaria (Dracaena tamaranae), el tajinaste de Jandía (Echium handiense), la tabaiba de monte (Euphorbia mellifera), la mosquera de
Tamadaba (Globularia ascanii), la jarilla de Anaga (Helianthemum aganae), la
jarilla peluda (Helianthemum
bystropogophyllum), la yesquera de Aluce
(Helichrysum alucense), la escobilla de Guayadeque (Kunkeliella canariensis), la escobilla de Masca (Kunkeliella psilotoclada), la
siempreviva gigante (Limonium dendroides), la siempreviva de Tejeleche
(Limonium relicticum), la faya herreña (Myrica rivas-martinezii), el cardo
de Tenteniguada (Onopordon carduelium), la flor de mayo leñosa (Pericallis hadrosoma), el cardo de Jandía
(Onopordon nogalesii), la magarza de Guayedra (Tanacetum osanahanii), la rejalgadera de Doramas (Solanum vespertilio doramae), el canutillo de
Sabinosa (Silene
sabinosae), la
salviablanca de Doramas (Sideritis discolor), etc.
Solanum vespertilio doramae
Plantas vulnerables
Dentro de la categoría de Especies vulnerables,
es decir, aquellas plantas con presencia significativa en Canarias cuyos
taxones o poblaciones corren el riesgo de pasar a la categoría anterior, en
un futuro inmediato, si los factores adversos que actúan sobre ellos no son
corregidos, se
encuentran especies como el oro de risco (Anagyris latifolia), la magarza de
Jandía (Argyranthemum winteri), el anís de Jandía (Bupleurum handiense), el
poleo del cardonal (Bystropogon odoratissimus), el cardo majorero (Carduus bourgeaui), el cabezón arbóreo (Cheirolophus arboreus), el cabezón de Gran
Canaria (Cheirolophus arbutifolius), el chaparro canario (Convolvulus caput-medusae), el corregüelón de Famara (Convolvulus lopezsocasi), la
helechilla de Wilson (Hymenophyllum wilsonii), la siempreviva azul (Limonium sventenii), la siempreviva espinocha (Limonium tuberculatum), la siempreviva
de Inagua (Limonium vigaroense), el delfino (Pleiomeris canariensis), el
sauce canario (Salix canariensis), la salvia blanca (Sideritis guayedrae),
la rejalgadera (Solanum vespertilio vespertilio), el pensamiento de la cumbre (Viola palmensis), etc.
Muchas de las plantas incluidas en este grupo son
especies de distribución costera, donde la expansión agrícola y el
desarrollo urbanístico tienen una influencia muy negativa sobre sus
poblaciones naturales.
Convolvulus lopezsocasi
Plantas de interés para los ecosistemas
canarios
En el grupo de Especies de interés para los
ecosistemas canarios, es decir, las que no están incluidas en las categorías
anteriores pero son merecedoras de atención particular por su importancia
ecológica en espacios de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos o
de la Red Natura 2000, encontramos especies como el bejeque gomero (Aeonium gomerense), el bejeque rojo (Aeonium nobile), el gongarillo de Tenteniguada
(Aichryson bituminosum), el Gongarillo de Las Nieves (Aichryson
brevipetalum), la margarita de Famara (Argyranthemum maderense), el helecho
cinta (Asplenium septentrionale), el helecho hembra (Athyrium filix-femina),
el cabezon del Tenguía (Cheirolophus
junonianus), el cabezón de Sataratá
(Cheirolophus satarataensis), el helecho colchonero (Culcita
macrocarpa), el
drago (Dracaena draco), el helecho penco dentado (Dryopteris guanchica), el
tajinaste palmero de cumbre (Echium gentianoides), la pininana (Echium
pininana), el cardón de Jandía (Euphorbia handiense), el retamón palmero
(Genista benehoavensis), la yesquera roja (Helichrysum monogynum), la
siempreviva arbórea (Limonium arborescens), la siempreviva de Masca
(Limonium
perezii), el corazoncillo de Masca (Lotus mascaensis), o la
pelotilla de Chinamada (Monanthes wildpretii).
Euphorbia handiense
Plantas de protección especial
Por último, en el apartado de especies de Protección especial, que incluye a aquellas especies silvestres que, sin estar en ninguna de las dos situaciones anteriores, sean merecedoras de atención especial en función de su valor científico, ecológico, cultural, o por su singularidad o rareza, se encuentran especies como el culantrillo de Teror (Asplenium terorense), la pata de gallo (Aspleniun hemionitis), la tojía blanca (Asteriscus schultzii), el poleo de Fuencaliente (Bystropogon wildpretii), la tabaiba amarilla (Euphorbia lambii), la yesquera (Helichrysum gossypinum), el cardo de Icod (Carduus volutarioides), el cosco de Jandía (Mesembryanthemum terkauffii), la pulicaria purpuraria (Pulicaria canariensis), el marmolán (Sideroxylon canariensis) o el píjaro (Woodwardia radicans).
Euphorbia lambii