Flora de las Islas Canarias

Flora endémica

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Flora endémica de Canarias

 

     Las especies endémicas son aquellas que únicamente se desarrollan en un área muy determinada de un territorio, siendo muy importante su conocimiento y protección, pues la desaparición de cualquiera de ellas supondría su extinción total, al no existir en ningún otro lugar del mundo.
     De esta manera, se consideran especies endémicas de Canarias las que sólo viven en nuestras islas, ya sea en una sola o en varias de ellas, y en algunos casos compartiendo territorio con los archipiélagos cercanos al nuestro, como Madeira, Azores, etc.
     A diferencia de las especies endémicas, las especies autóctonas son aquellas que también son propias de nuestro archipiélago, es decir que llegaron aquí desde tiempos remotos y por medios naturales, pero se encuentran también en otras regiones del mundo, y por tanto no son exclusivas de Canarias.


     En territorios aislados de los continentes, como es el caso de Canarias, los endemismos se forman cuando las especies que llegan a este nuevo territorio se tienen que desarrollar separadas e independientes por siempre de sus lugares de procedencia. Cuando esas especies arraigan en sus nuevos espacios, con características ambientales a veces muy diferentes a las de su origen continental, se tienen que ir adaptando en mayor o menor grado al medio insular, modificando progresivamente su morfología y desarrollo vegetativo hasta llegar a adquirir rasgos distintivos propios, que, según sean de mayor o menor entidad, darán lugar a nuevas variedades o subespecies de sus ancestros, y en muchos casos a especies completamente nuevas, con características claramente diferenciadas de las de su taxón original.

 


    

Debido a su localización geográfica, características climatológicas, orográficas, edáficas, y a su fragmentación territorial, las Islas Canarias presentan una gran diversidad de ambientes que dan lugar a unas condiciones de aislamiento muy favorables para la aparición de especies nuevas. De este modo, con apenas el 1,5% de toda la superficie del territorio español, el archipiélago canario alberga la mitad de la flora endémica de España, lo que otorga a las Islas Canarias una importante relevancia científica internacional, y el carácter de reserva ecológica nacional y mundial.
     Del total de unas 2.450-2.500 especies que forman la flora natural del archipiélago canario, el número de especies endémicas se sitúa en torno a las 700, lo que representa aproximadamente un 25% de toda la flora vascular de nuestro archipiélago, haciendo de las Islas Canarias una zonas insulares oceánicas con mayor concentración de endemismos de todo el mundo, y convierte a nuestra flora en punto de gran interés científico y ecológico, tanto para científicos, como para ecologistas, naturalistas y todas las personas amantes de la naturaleza.
     De esa cifra global, se calcula que unos 600 son endemismos exclusivos de las Canarias, siendo el resto compartidos con los otros archipiélagos atlánticos más o menos cercanos al nuestro, como Azores, Madeira y Cabo Verde, que en conjunto forman una zona florística con características muy particulares denominada Región Macaronésica.

 

 


     Stemmacantha cynaroides

 

      En términos de densidad relativa, la importancia del fenómeno endémico de las Islas Canarias queda reflejado en el hecho de que, dentro de toda la zona europea, el territorio con mayor número de endemismos por cada100 km² es la isla de La Gomera, con un 52%, seguida de la isla de El Hierro, con un 46,5%, y de isla de La Palma, con un 26%, cifras que dan clara idea de la gran riqueza y variedad de nuestra flora frente a las zonas continentales de Europa, donde territorios tan extensos como el de Francia sólo cuentan con unas 170 especies vegetales endémicas.
     Del total de especies exclusivas de Canarias, unas 340 son endemismos insulares, es decir, que sólo se dan en una sola de las islas. Esto representa alrededor de un 60% del total de endemismos canarios, y la mayor parte de ellas pertenecen a géneros que n mayor o menor grado también están presentes en las demás islas, indicando claramente que provienen de antecesores comunes.
     Cada isla, sobre todo las más antiguas y con más variedad de hábitats, presenta una serie de especies endémicas singulares, compartidas a lo sumo con una o dos islas más. Este es el caso, por ejemplo, de la malva de risco rosada (Malva phoenicea), de Tenerife, o la siempreviva gigante de La Gomera (Limonium dendroides), que son especies basales en sus géneros, es decir, los últimos representantes de linajes muy antiguos. Otros ejemplos destacables de endemismos son la amargosa (Vieraea laevigata), género endémico de Tenerife, y el cardón de Jandía (Euphorbia handiensis), una especie muy relacionada con la flora del norte de África.

 

     Whitania aristata


     Otro aspecto notable del fenómeno de la endemicidad vegetal canaria es la existencia de hasta doce géneros exclusivos de nuestras islas: Dicheranthus, Gesnouinia, Dendriopoterium, Rutheopsis, Todaroa, Parolinia, Pleiomeris, Ixanthus, Allagopappus, Bethencourtia, Gonospermum y Vieraea. De todos ellos, siete son monotípicos, es decir que están formados por una sola especie, como por ejemplo Pleiomeris, representado por el delfino (Pleiomeris canariensis), o Ixanthus, cuya única especie es la reina del monte (Ixanthus viscosus).
     Aunque los datos exactos del número de endemismos varían un poco en función de los criterios para la determinación de los mismos, y de la incorporación de nuevos especímenes por descubrimientos recientes, se calcula las cifras de especies endémicas para cada islas serían las siguientes: Tenerife algo más de 120, Gran Canaria unos 100, La Palma unos 40, La Gomera unos 30, Lanzarote alrededor de 20, El Hierro unos 18, y Fuerteventura unos 15.

 

 

Endemismos canarios
     En función de la distribución insular de las especies endémicas de nuestro archipiélago se pueden establecer varios grupos con características comunes: endemismos de una sola isla, endemismos de dos islas, endemismos de varias islas, endemismos de todas las islas. 


Endemismos de una sola isla
     Los endemismos exclusivos de una sola isla forman el conjunto más importante de flora, ya que abarcan un total de aproximadamente 410 especies. Por lo general, se trata de plantas que dentro de su isla tienen una dispersión muy limitada, siendo muchos de ellos especies exclusivas de un área muy pequeña, como un roque, una montaña, o un barranco. Por ejemplo la yesquera (Helichrysum gossipinum), que sólo crece en los riscos de Famara, en Lanzarote, el cardón de Jandía (Euphorbia handiensis), exclusivo de una limitada zona de la península de Jandía, en Fuerteventura, o el cabezón del Teneguía (Cheirolophus junonianus), cuyas exiguas poblaciones se encuentran en torno a un antiguo roque volcánico cercano a la costa de Fuencaliente, en la isla de La Palma.

 

Viola cheiranthifolia


Endemismos de dos islas
     Entre los endemismos exclusivos de dos islas destaca el caso de casi treinta especies que son sólo se encuentran en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, que, además de encontrase muy cerca una de    otra, comparten condiciones climáticas semejantes, y se cree que sus territorios pudieron haber estado unidos en pasados periodos geológicos. Entre estas especies comunes se encuentran el cebollín de playa (Androcymbium psammopnyllum), la siempreviva de Famara (Limonium bourgeaui), la cañaheja (Ferula lancerottensis), o la chahorra blanca (Sideritis pumila).
     Más escasos son los endemismos entre otras dos islas del Archipiélago. Entre ellos se encuentran algunas especies exclusivas de La Palma y El Hierro, como el faro (Gonospermum canariense) y la lengua de pájaro (Polycarpaea smithii). Un reducido grupo endemismos son exclusivos de la isla de La Gomera y el macizo montañoso de Teno, en Tenerife, como es el caso de la pata de gallina (Dicheranthus plocamoides).

 


    

     Otro grupo destacado dentro de esta categoría es el de varios endemismos comunes a las zonas de alta montaña de las islas de Tenerife y La Palma, como la retama del Teide (Spartocytisus supranubius) o la hierba gatera (Nepeta teydea). Muy raras son las especies endémicas compartidas por Tenerife y Gran Canaria, hallándose entre ellas la piña de mar (Atractylis preauxiana), un pequeño cardo que vive en las zonas costeras muy cercanas al mar de la vertiente sur de estas dos islas y cuyas exiguas poblaciones se encuentran en peligro de extinción. 

 

Endemismos de varias islas
     Los endemismos comunes a más de dos islas son muy escasos. Como ejemplos se pueden citar a la pata conejo (Polycarpacea filifolia), que se encuentra en Tenerife, Gran Canaria y La Gomera, o la rilla (Cerastium sventenii) y la Chahorra de monte (Sideritis canariensis), especies compartidas por las islas de Tenerife, El Hierro y La Palma.
     Las islas centrales y occidentales (Tenerife, Gran Canaria, La Palma, La Gomera y El Hierro) tienen en común algunas especies asociadas a los pinares, como el amagante (Cistus symphytifolius), el poleo de monte (Bystropogon origanifolius) y el escobón (Chamaecytisus proliferus), o sus variedades, como el tagasaste, que se ha usado ampliamente como especie forrajera en la islas de La Palma.

 

Arbutus canariensis

 

Endemismos de todas las islas
     Los endemismos comunes a todo nuestro archipiélago son también poco frecuentes, encontrándose entre ellos el verode (Kleinia neriifolia), la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), la palmera canaria (Phoenix canariensis), o el guaydil (Convolvolus floridus).

 

Endemismos macaronésicos
     Los endemismos macaronésicos son aquellas especies que viven en más de uno de los archipiélagos que forman la Macaronesia, una región biogeográfica formada por las Islas Canarias, Azores, Madeira, Cabo Verde y el microarchipiélago de las Salvajes. Dentro de este grupo destaca el hecho de que no hay ninguna especie endémica compartida por todos estos territorios, lo que se debe principalmente a la gran diferencia de clima que existe entre los extremos geográficos de esta región (Azores y Cabo Verde), y además por la mayor o menor proximidad a los continentes de cada uno de estos archipiélagos.


Endemismos de Canarias, Madeira y Azores
     Estos tres archipiélagos comparten un pequeño número de especies, ligadas a la presencia en ellos de los bosques de laurisilva, que en todos ellos tienen una estructura y composición florística similar, caracterizada por especies comunes con mayor o menor variabilidad entre las mismas en algunos casos.
     Entre estos endemismos comunes se encuentran el loro (Laurus novocanariensis), el viñátigo (Persea indica), el naranjero salvaje (Ilex perado. spp. platyphylla), y el tilo (Ocotea foetens). Y entre los arbustos la muy conocida y presente garitopa (Cedronella canariensis).

 


Endemismos de Canarias y Madeira
     Dentro de las especies de la laurisilva son más abundantes los endemismos compartidos entre las Islas Canarias y Madeira, los dos archipiélagos macaronésicos más cercanos entre sí y con mayor afinidad climática. Entre ellas se encuentran, además de los citados en el grupo anterior, el barbusano (Apollonias barbujana), el mocán (Visnea mocanera) o el aderno (Ardisia bahamensis).

     Endemismos de Madeira, Canarias y Cabo Verde
Comunes a estos tres archipiélagos existe un grupo de especies endémicas no muy numeroso, pero bastante significativo por su origen y el papel que desarrolla en la vegetación de los mismos. Fundamentalmente son árboles ligados a las zonas que en Canarias ocupan los bosques termófilos, como es el caso de el drago (Dracaena draco), el marmolán (Sideroxylon marmulano), o el acebuche (Olea europaea ssp. cerasiformis).


      Por último, hay que señalar que hasta la fecha no se han encontrado endemismos macaronésicos que sean comunes solamente a las Azores y las Canarias.